“Siempre he pensado que conocer los dos extremos de la vida, te permite llegar mejor al punto medio de las cosas”.
Después de pasar unos meses en España, ayer llegué de nuevo a casa!.
Demasiados meses fuera como para sufrir de nuevo un choque considerable entre mundos, diferencias y costumbres cotidianas.
Llegamos Moumouni y yo cargados de 20.000 cosas para darlas en los próximos días!. Equipaje completo y permitido por Air France, 55 kg cada uno entre maletas y equipaje de mano. Casi nada.
El aeropuerto de Ouaga por eso, empieza a molar. Antes había una cinta mecánica medio oxidada que cada dos por tres se estropeaba. Ahora la han arreglado y va tan rápida que tienes que acertar a la primera para poder cazar tu maleta sin ocasionar una colisión tipo efecto dominó. UN, DOS, TRES... LA TENGO, LA TENGO! Uf, por los pelos eh!, BIEN, BIEN. VAMOS BIEN. A por la siguiente...
Al salir del aeropuerto nos recibe Soule, el primo de Moumouni, como nooooooo, lo primero, saludar a mi querido Primo, que en el fondo y después de haber convivído muchísimo tiempo bajo el mismo techo con lo bueno y con lo malo, nos queremos mucho!. Le doy un super abrazo espontáneo y nos pasamos media hora preguntándonos sobre nuestras respectivas familias. TODO GENIAL, COMO SIEMPRE. Entonces... RESPIRO. Y el olor me confirma que estoy de nuevo en África. Ese olor a calor con aroma a tierra, que va penetrando poco a poco en tus sentidos despertando a la vez, ese anhelo por lo natural!.
Los primeros pasos por la ciudad, ya de noche, son de los más chocantes. Cero luz y a penas gente por la calle. Nada que ver con el movimiento de Barcelona, que sea la hora que sea, siempre hay luz, gente y circulación por las calles. En África el movimiento transcurre durante el día. Durante la noche queda todo prácticamente desértico, exceptuando las cuatro calles céntricas de la ciudad.
Toda emocionada me empiezo a llevar la típica ostia cuando, instintivamente y agarrándome a las costumbres Españolas con las cuales he aterrizado, pienso: Coño, que es aquí. Si si.... no me he equivocado!, ESTAMOS EN OUAGA!!!!. BIENVENIDOS!.
Entre calles desiertas y forzando la vista un 100% para poder ver algo, nos dirigimos a casa. La perrita me huele y me reconoce enseguida tirándose encima mío de alegría. Las cosas ya empiezan a ser como antes!!!. Cuando me instalé en Burkina, pasé dos años seguidos en la capital. En 24 meses volví solo una vez a España para pasar un mes que pasó sin darme ni cuenta. Ahora me doy cuenta que el vivir realmente el día a día, un mes tras otro, sin stop, sin a penas una pausa navideña española, sin mis costumbres durante taaaaaaanto tiempo seguido, me enseñó realmente como funcionan las cosas aquí. Nada que ver cuando iba y venía a pasar temporadas de algunos meses. Entonces, conocía la parte idílica que se suele conocer de África. El África soñada por muchos.
Necesitaré unos días para adaptarme y soltar de nuevo ciertas costumbres que en Barcelona me servían pero en África, simplemente dejan de tener la misma importancia. Cuando llegué a España en cambio, me pasó al revés. Tuve que soltar otra vez esas actitudes cotidianas que dejan de tener sentido según el entorno.
Me siento Feliz de conocer verdaderamente los dos extremos, que me han permitido valorar muchas cosas que antes no era consciente que las tenía en mi propio País y otras, tan esenciales que me ha enseñado África en su día a día!.
Intento abrir la puerta de casa pero la llave no encaja. La cerradura que había, hace tiempo dejó de funcionar. Anda que yo también... no había caído en algo tan evidente que cuando estás aquí ni te sorprende, porque es lo normal.
Me río al verme intentando abrir la puerta de mi propia casa después de algunos meses!!!.
Todo cambia. Hasta la sensación de tu casa. Antes la veía guapa. Ahora, rara!. Y lo bueno, que volverá a ser guapa en unos días!.
Aprovecho para agradecer a todas aquellas personas que me han ayudado a recopilar material para poder llevármelo a Burkina Faso. GRACIAS Menchu, Carlos, Mónica, Jorge, Chema, Silvia, Imma, Moumouni, María Enela, Madrinas, Mamá, Andrea... MUCHAS GRACIAS!!!.
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